Tuesday, August 09, 2011

Contra POPY B, contra el universo

Prólogo: No sé por qué me ha dado por escribir un post sobre un tema y me ha salido una tesis doctoral. Creo que es el post más largo que he escrito en mi vida. Me gustaría advertir, si es que de verdad tengo algún lector habitual, que no es un post divertido (creo), son pensamientos que me han ido llegando en torno a un Bloggero. No voy a poner ni fotos. En serio, es un tostón. Iros a hacer chistes sobre reposiciones de Médico de familia.
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No respeto al hombre; sin embargo, lo envidio
-Michel Houellebecq
La mayoría de los que leáis esto, los cuatro vagos piojosos de siempre, no tendréis ni idea de quién es POPY B. Es por ello que veo necesario una somera introducción al asunto.
Llegué al blog de POPY B a raíz de cierto amigo que me dijo que, de alguna manera, le recordaba al mío. Entre el estupor y la risa nerviosa leí y leí entradas de POPY B. Y seguí leyendo... la idea del post es definir a Popy, comparándolo con La Scene y, como en las pelis buenas, al final el prota descubre algo terrible sobre sí mismo. 
La ventaja de introducir a Popy es que gracias en buena parte a su blog es un personaje público. Madrileño, homosexual, de 30 y pico años, esteta obsesivo y que se dedica a dar un máster en ser guay, éste pagando, lo de su blog es gratis pero se puede donar dinero, esto último no es coña.
Su blog trata, básicamente, de lo maravillosa que es su vida y de cómo todo lo que él hace se vuelve automáticamente in
Mi relación con Popy es completamente unilateral: él escribe, yo leo. Supongo que algún día llegará aquí alertado por uno de sus miles de fans o mientras se googlea, como siempre, de 9:00 a 9:15. Nada más lejos de mi intención; me siento como si escribiera sobre Avatar o algo así; no espero que James Cameron me pegue una paliza.
Esta relación se vuelve especialmente unilateral porque en su feudo no permite los comentarios, en un claro anclaje al 1.0. Eso sí, cada post puede ser calificado. No del 1 al 10, como en FilmAffinity. Las opciones son "Interesante", "Divertido" y "Guay". No es coña. Así que la única vía de comunicación vía blog es decir que tal post es "Interesante", "Divertido" y/o "Guay". O eso o mandándole pastizal mediante Paypal. Todo esto niega la imprevisibilidad y la anarquía de la red. Supongo que estará plenamente justificado (para sí mismo) en el hecho de que es una víctima perfecta de trolling y en que responde preguntas en una red social, de lo que tendremos que hablar luego. Aunque es verdad que imagino a Popy con una libreta y una tabla en el Excel llena de algoritmos calculando qué puede hacer para compensar la escasez de "Interesante" de sus últimos posts con una cuidadosa corrección del índice de "Guays". 
Popy es un claro ejemplo de neocon cultural, término que ya definí en este post (me pongo un enlace a mi propio blog, vaga erección) y es por eso que me interesa como objeto de estudio y como símbolo de una época. A nivel antropológico, que es lo que digo cuando me toca ir a un bautizo para no suicidarme. 
Popy hace continua apología de lo trash y del mainstream más rancio. Por ejemplo, es un enamorado de Telecinco. Éste es mi primer choque ideológico con Popy y nuestra época. Popy está muy lejos de ser el gañán televidente medio, pero glorifica a esta cadena porque es puro entretenimiento. Esto, como veremos más adelante, es muy coherente, porque su modo de vida le define tácitamente como capitalista fuera de madre. 
Es símbolo total de esta época el culto al mainstream desde fuera del target del mainstream. Es decir, los programas de Telecinco se hacen pensando en iletrados. Pero Popy, tras verse un par de pelis de Bergman (es un cinéfilo compulsivo) o leer a su querido Faulkner se pone Sálvame o Supervivientes y suponemos que se masturbaría furiosamente si no tuviera acceso a una vida sexual plena. Lo más grave es que no fuma porros. Simplemente, lo considera divertido y si requiriera de justificación, puede decir que al fin y al cabo es la cultura de nuestro contexto. No tengo ninguna intención ni interés en criticar Telecinco; hace años que no veo la TV. Soy ese al que le tienen que explicar los anuncios. No la veo porque me aburre soberanamente. Imaginaos al patriarca de vuestra familia, poderoso magnate, agonizando en la cama. Sus últimos y desagradables estertores. Eso es, para mí, la Televisión. 
Por tanto, llega a un punto en que choco frontalmente con la visión neocon: el entretenimiento no es entretenido. Sólo experimenté algo medianamente parecido con Física o Química, a la que dediqué un post (vaga erección) con mucho amor hace unos años. Pero dejé de verla... porque me aburría. Siempre he pensado que el pensamiento de esta gente que posee lo que se podría considerar como ciertas tendencias intelectuales es "Si no puedes con ellos, métesela por el culo". Es curioso, porque estoy seguro de que el auténtico target de estos productos glorificados innecesaria e injustamente por los neocon, les detestarían a ellos, a la gente como Popy. De hecho, creo que el castigo por su cinismo cultural, al que está evidentemente adscrito gente como Pedro Almodóvar, sería una vida rodeados por esta cultura y gente. Una vida de ver Telecinco, ir a los toros, hablar de fútbol, vivir por y para la Zemana Zanta, terracitas, donde la, digamos, alta cultura en la que se refugian de vez en cuando es abierta y violentamente despreciada y en la que su manera de vestir y orientación sexual serían manifiestamente ridiculizadas. Sin atisbos de ironía ni de estudio antropológico, gente genuina haciendo cosas genuinas. Imaginaos a Pedrito enterrado en la España más cañí y profunda. Seguro que las primeras horas serían unas risas. En un mes máximo, el suicidio.
Como venía diciendo, Popy también es un cinéfilo. Con que haya visto la mitad de lo que dice que ha visto ya le consideraría un adversario terrible y mucho más versado que yo en este arte. De hecho, coincidimos en el gusto por David Lynch y hasta nos gusta a los dos la peli petarda por excelencia Corazón Salvaje. Pero Popy no tiene reparos en ir a ver estrenos de pelis del más escandaloso y gilipollesco mainstream: superhéroes, remakes, adaptaciones viles, le suda el nardo. Y esto también le gusta. 
Pero es que a Popy apenas le disgusta nada. Si tuviera cuenta en Filmaffinity, que supongo que la tendrá, tendría una media de 7.9. A todo le encuentra virtudes, porque lo malo también es bueno. Lo cutre es bueno. Una mala actuación es buena. No soy idiota, he disfrutado con películas malas, sé de qué estamos hablando. Pero Popy tiene algo que destacar de cada película, de las cultas y de las populares. 
Los posts de Popy siguen una estructura caótica de lo que ha hecho en los últimos días. O eso o come cinco veces al día, cosa que parece probable. El esquema básico suele ser que se levanta, come algo muy dulce que probablemente le ha preparado su encantador novio. A éste, gracias a sus post, siempre lo imagino como un chico cachas y de sonrisa eterna, con delantal y siempre con una bandeja de waffles con sirope de arce y chocolate triple mágico o algunas de esas cosas de las que se alimenta. Ésta es otra de las partes misteriosas de Popy: tiene la salvaje necesidad de informar de qué come en el blog. "Eso es porque es creador de tendencias y quiere recomendar sitios" -diréis, ingenuos de vosotros. Esto es un 10% de las veces (es decir, unas 5.000) pero el 90% restante (esto es unas 50.000) lo dedica a que ha comido en el McDonald's o en el Burger King. Eso sí, lo que se pida se convertirá automáticamente en el batido/merienda/hamburguesa/guarnición del verano/otoño/invierno/primavera. 
Ésta es una de las facetas que más me gustan de Popy, que es abiertamente un enamorado del capitalismo. En eso es bastante coherente, como he dicho hace unos párrafos. Vale, la cultura mainstream tiene esto: yo no sólo sé reconocerlo, sino que lo abrazo con fuerza.

Pero esto a la vez es lo que le hace entrar en conflicto con su vaga y débil ideología política. Popy comete el, para mí, error de dar bandazos en materia política, cosa que siempre desentona en sus posts. Si va a ser tan cínico y tan enamorado de nuestra cultura popular, de lo auténtico, de la España profunda, de lo castizo, creo que debería ser un votante del PP o incluso virar más a la derecha. Pero bueno, esto no tiene por qué ser así, puede que el gusto sea sólo el estético y de repente abandone su actitud hedonista y le entre la responsabilidad civil, a la que suele alentar... pidiendo el voto para el PSOE. Aquí sí que hay una contradicción inevitable: ¿Socialista pero capitalista de Starbucks y la madre que les parió? ¿Socialista pero encargado de una de las profesiones más inútiles (y seguramente para algunos, hasta dañinas) para la sociedad?
Su postura ideológica es inconsecuente con su (siempre admirable) actitud de hedonismo radical frente a la vida. Imaginaos el siguiente diálogo ambientado en el holocausto zombie que tanto gusta a nuestros neocon: "¡Yo soy policía!" "¡Yo soy médico!" "No os preocupéis, yo lidero tendencias" -esto lo diría un confiado Popy que, por lo menos, sabría guiarles al McDonald's más cercano. Ahora imaginaos lo mismo, pero en un contexto bastante más probable y cercano: el colapso económico. 
Su profesión y su actitud son símbolos de una época en la que, cubiertas las necesidades más básicas, el ser humano se enfrenta a los demonios inherentes a su condición. La plena consciencia, el tedio, la inutilidad, el hastío, el vacío y la crisis existencial. Pero en este tiempo, son criminalizados: carpe diem. Estar triste es de gilipollas. Hay que seguir entreteniéndose.
Dejo claro que no tengo nada en contra de la profesión de Popy en el sentido de que mientras haya gente que pague libremente por sus servicios me va a parecer bien. Por si acaso. Pero es una profesión símbolo de nuestro tiempo: un pico en la inutilidad. No digamos ya la tesis doctoral que estoy haciendo destinada a ser lanzada con fuerza a la bloggosfera como una piedra al océano; no se me escapa lo paradójico del asunto. Pero este tipo de cosas a mí me gustan cuando me hundo en un cinismo genuino y melancólico, aunque no lo disfrute, me reconforta pensar que en la casa de al lado hay una TV vomitando Supervivientes. ¿Que cómo sé qué echan en la TV sin encenderla? Fácil. Twitter. 
Así que, como he dicho, el blog de Popy suele consistir en lo que come Popy y que ha ido a trabajar a su programa de radio. Y por el final, las pelis que ha visto (todas recomendables salvo alguna excepción) y la música que ha escuchado, la cual nunca me interesa en absoluto. 
¿Por qué leo, entonces el blog de Popy? No lo sé. Me lo recomendaron como divertido y como un personaje parecido a mí, lo cual me preocupa. Popy no parece tener lugar para ninguna emoción negativa. En cambio, cuando leo su blog, se despiertan en mí sensaciones biliosas, sinónimo de que soy una persona frustrada, un amargado con un trabajo que no le gusta, con una nula vida sexual y con la pilila corta... o eso suele indicar él, más o menos explícitamente a sus críticos, para éxtasis de sus seguidores, algo que parece haber aprendido muy bien de Telecinco. Esto lo hace en formspring, red social que descubrí gracias a todo esto. Consiste en hacer preguntas de cualquier tipo a la gente inscrita. Por supuesto, las preguntas son seleccionadas previamente por el usuario. Así que, de nuevo, tenemos una relación tirando a 1.0, quizá 1.5. 
Algo que sé que me molesta explícitamente de Popy es su constante, desconozco si voluntaria o no, negación del mundo real. Recuerdo especialmente un post en el que se "quejaba" (Popy realmente nunca se queja, más bien observa divertido) de las chicas que no habían entendido bien el cine de Eric Rohmer. Todo un problema, como ya sabréis. Es una putada, me toca coger a todas las chicas que conozco y entrevistarlas con preguntas generalmente abiertas para ver si han comprendido correctamente los mensajes del gabacho. Yo soy muy cabrón, muy de justifique su respuesta; a mí no me la cuelan, y si sólo se han visto tres pelis de Rohmer se pueden ir a tomar por culo: ya no les invito a casa a comer gusanitos de Hello Kitty. Ahora en serio ¿de qué coño habla este tío?
El resto es demasiado primigenio. Si este blog tiene algún parecido con el de Popy o yo con él, cosa que dudo, en todo caso seré su reflejo patético, oscuro y mal vestido. 
Pero, tras escribir este post (final sorpresa) que es más una carta contra una época que contra un individuo concreto, descubro, consternado, que me reconforta la existencia de Popy B. Que sonrío para mis adentros al pensar que mañana su novio le traerá tortitas con miel a la cama.

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