Wednesday, December 31, 2014

EL POST QUE HAGO CADA PUTA NOCHEVIEJA VOL. NO LO SÉ

Siempre que empiezo a escribir un post, puta panda de resumidores del año de FB, me da gustirrinín porque tengo que cambiar la fuente a Arial. Que es como la respuesta de Windows a la Helvetica. No sé, me parece que es fomentar el mal por el mal. Como pedir Pepsi en un sitio... no, eso es muy El Club De La Comedia (mi baremo para absolutamente todo lo que debo no decir). Tengo que buscar una analogía de dos cosas que tengan el mismo precio y eliges la cutre. Sí, es como decidir contar algo importante en Google+. Hay algo mezquino en ello. Luego puedes decirle a tus colegas "eres un hijo de puta, no viniste al funeral de mi vieja y eso que lo anuncié en Google+ las redes sociales" y sigues sirviendo a Satán sin parar. 


El año pasado, en Nochevieja, me quedé en casa en el último momento y no salí. Tenía hasta la chaqueta del traje preparada. Me vi un slasher (Black Christmas) y me leí una movida sobre la vida del brutalmente deprimente Raymond Carver en la que cuenta como su casa daba corte porque era la única que aún tenía el cagadero fuera en el jardín. Este año ha sido divertido porque la mayoría de mis colegas se ven forzados a salir debido a sus cónyuges (las mujeres son las grandes defensoras del bárbaro acto de salir pues nunca lo hicieron con el simple objetivo de lograr la cópula), excepto Arturito, que organiza una superfiesta en la que jugaré a juegos de mesa hasta decidir que 2015 ya está siendo lo bastante decepcionante como para irme a dormir. 


Quizá ya no vaya a correr más aventuras. Quizá sólo me espere la vida gris que deseo, luego el paro, la pobreza y vivir de la pensión de papá en casa de papá cuando Podemos llegue al poder y me den mi justa ración de vodka con Bifrutas y ni un poco más. Pero igual optan por hacernos más iguales todavía y nos dan a todos el mismo vodka con Bifrutas: ninguno. Sólo Pablo lo beberá entre risotadas en su palacio. La verdad es que eso me pone un poco triste pero me dará mucho tiempo para actualizar La Scene. 

He tenido que hacer pausa política por algún motivo y ahora estoy muy deprimido. En realidad la vaga idea que tenía de este post ya era de por sí bastante deprimente. Hablando ayer con el viejo Carlitos, que siempre apoyó esta santa casa y que es una persona de bien, recordamos una anécdota que a mí me parece divertidísima en la que el puto Potasio (que ya ni se pasa por aquí ni quiere verme ni nada) cegado por dos cubatas de mierda se tendió al lado del mítico y extinto Pixies a morir. Pero como nadie sabe hacer nada de manera digna en este puto país de mierda, tuvo que aullar a la muerte que se moría y que llamáramos a una ambulancia para que le curara. 

La solución al problema más lógica, evidentemente, habría sido sacrificarlo cual caballo con la pata rota, darle un último cubata y tal y dejarlo allí tendido. Pero no, la lógica del momento (me encanta la lógica como algo que cambia según el contexto) decretó que lo lleváramos a caballito hasta su puta casa en San Vicente (una pateada que el foráneo y mucho menos el madrileño para el cual todo cae lejos puede siquiera concebir mentalmente), zona en la que hoy hay miles de pisos; antes esa vivienda se erigía solitaria y vigilante en un puto erial. Pero he de decir que es una casa en la que, a pesar de carecer Potasio de la decencia básica del hombre alicantino, siempre se me ofreció un Bifrutas para desayunar, cuando aún tenían superpoderes y se llamaba Biofrutas. Antes de que el Estado interviniera, una vez más, para hacernos más infelices. El caso es que también me fue ofrecido a la mañana siguiente, una vez fui debidamente agradecido junto al resto por salvarle la vida. Dejo constancia de que el muy hi de puta (esto no es autocensura, es noble castellano) piensa votar a Pablemos. Me puedes denunciar por revelar tu voto, mamón. 

El caso es que no sé en qué momento decidimos que aquella era la solución más razonable. ¿Cuánto hace de eso? ¿7, 8 años? Trato de ponerme en situación ahora, desde el futuro. Imagino al puto Potasio describiendo la luz blanca que le ciega, que dice se asemeja bastante al Alba en Primera División (mierda, eso ha sido muy Club de La Comedia, pero siempre me encantó que fuera hincha del Alba) y creo que estaría bastante claro que o alguien lo llevaría en coche responsablemente a casa si no había bebido o le pagaríamos un taxi o, Dios no lo quiera, llamaríamos a la puta ambulancia como unos jodidos gilipollas. 

¿Qué le pasa a la lógica cuando uno se hace mayor? ¿Hace la caída del pelo que las dieas respiren mejor y hagamos siempre lo razonable? Ni por un año entero de no leer ninguna puta basura infecta sobre """"millenialismo""" (la mayor lacra actual que se me ocurre, que ciega mente, alma y gusto cultural, por supuesto) me plantearía siquiera arrastrar los ridículos 50kgs de Potasio cuesta arriba hasta Sanvi. 

No sé, es todo BRUTALMENTE DEPRIMENTE.



En el fondo, quizá espero que en 2015 volvamos a tener alguna pequeña rebelión de abuelo que no sea votar a un partido gilipollitario. Que no nos sumamos ni un segundo en cosas como contar calorías, en estudios de eficiencia energética, en la opción de viaje más barata (ni que pudiera viajar ja ja ja), en la decoración de la casa, en contar las tazas de café que tomamos al día, en planificar las cosas con antelación, en caer en hypes absurdos y esperar fingiendo que nos creemos niños el próximo blockbuster/remakedelos80 del verano (los niños no hacen eso, simplemente van al cine y lo pasan bien, os aseguro que no comentan trailers durante dos horas), en decidir qué nos pondremos en la cena de empresa, en cotejar cuál es el mejor proveedor de Internet tras largas discusiones... sólo espero que antes que dedicarle más de un segundo a eso, nos aburramos soberanamente o tomemos sin cuestionarnos nada decisiones gilipollas porque el resultado da bastante igual, no es que sea mejor cuando se improvisa.

En fin, todo esto me ha quedado muy Coelho (¿Sabéis que después de todos estos años aún tengo que mirar cómo se escibre?), aunque ya no tiene gracia meterse con él porque en El Club De La Comedia se meten con él. Tal como sospecháis, no he visto ni una puta vez El Club De La Comedia, pero tengo un barómetro del humor mainstream que son los whatsapps de fotos en baja resolución con captions en español (mal escrito por supuesto, mal encuadrado, ilegible sobre la foto, en una tipografía cutre) que no tienen ni puta gracia. Y bueno, como lo otro era un poco difuso, con que tengamos un poco menos de esas mierdas que me dan vergüencita y con las que he regado este post, me conformo. Ha molado, ¿eh? Pensabais que me había vuelto to loco y que la calidad de La Scene había bajado mucho, ¿eh?.



SUPONGO que nos vemos en 2015.

Estoy preparando para el podcast un especial Ringu (The Ring) y hay una película anterior, dos secuelas, una precuela, un remake americano, un remake americano de la secuela, un remake coreano y dos temporadas de una miniserie de TV, así que estoy MUY OCUPADO.

Friday, December 26, 2014

META-SCENE

Hola jodida agrupación de personas con diversidad funcional (se dice ahora así para no ofender, es que no sabéis nada de la puta vida... francamente, dais pena).

Llega el momento de, tras tanto tiempo sin actualizar, hacer un post reflexivo. Decía Nietzsche (uf) que Dios creó al mundo porque le daba perrera examinarse a sí mismo. Entonces podemos examinar al artista por la obra. Pues vaya Dios. 

Voy a escribir esto porque el post que de verdad me ha gustado siempre escribir es el de Nochevieja (La Scene me ha enseñado que se escribe con mayúscula inicial) ya que lo hago desde un verdadero dolor y un angustioso vértigo. Me preocupa el paso de los años sobre todo por culpa de los cereales y por el absurdo anuncio de lanzamiento de videojuegos y películas. Me explico: los cereales suelen tener unas fechas de caducidad fascinantes, igual de fascinantes que las fechas de lanzamiento que ciertos productos. Al examinar la caja de cereales, desde pequeño, tenía un sentimiento de extrañeza. ¿2015? 2015, enero de 2015, por ejemplo, se me antojaba más bien un arriesgado concepto científico, como cuando te hablan de dimensiones extra o de que el tiempo se dilata o se contrae (¿Habéis visto Interstellar? ¡Menuda puta mierda!), te lo crees, pero en el fondo no te lo crees; todos tus sentidos están empeñados en decirte lo contrario. Todo este rollo viene porque me da miedo no actualizar La Scene en Nochevieja por las razones que sea. 

"Oigo a cabrones diciendo que el muchacho ya no puede... ay, pobres"
-Mucho Muchacho

Nada más lejos de la realidad. El otro día, y por el otro día quiero decir en nochebuena al bajar del tren, tuve que encontrar un sitio abierto para comprar una libreta y un bolígrafo porque me venía en torrente un tema para un post. ¿Que por qué estoy escribiendo este post reflexivo y ombliguista en lugar de aquel? Ni idea, ¿lo considero necesario?. 


 
¿Nos seguiremos viendo en 2015, princesas? Espero que sí... 

Aunque sería mentir decir que siempre se puede actualizar este santo blog. Mentiría si no hablara de algunos post que se han quedado para siempre en la ventana de borradores por no poderse acabar o porque no pasaban mi baremo de calidad o los dedos no se movían en el teclado. ¿Quién entiende esto? Una llama que se apaga; siempre le pido a Von Charito que me cuente otra vez la historia de Mucho Muchacho sobre el escenario sin poder repetir algo más que "cabronesh" una y otra vez y hago como que no la recuerdo porque es mi favorita. 

Cuando empecé, allá por 2006, solía bastar con sentarme delante del teclado. En marzo de 2012, en cambio, creo el archivo de texto "Temas para La Scene". ¿Es porque es más difícil escribir o porque hay más temas que posts o ideas a desarrollar? Yo qué coño sé. No hay quien entienda esto. 

En realidad hay algo que tengo bastante claro: este blog ha hecho lo que le ha dado la puta gana, siempre. Suena a perfil de persona resentida en red social "ago lo ke kiero y al k no le guste k no le mire. soi honesta y me gusta ir con la verda por delante". Pero creo que es bastante acertado decirlo... ha habido gente que me ha dado consejos para que La Scene tenga éxito. Superlol. ¿Éxito? Como, no sé, ¿Dadanoias? ¿El blog de Popy B? Cuando creé el blog, en un inicio, no se lo dije a nadie. Que conste que estábamos más cerca de los albores de la Internet 2.0 (calculo) que de este crepúsculo de sobreabundancia en el que nos morimos de éxito. Quiero decir, era un momento en el que los contenidos de Internet triunfaban y su consumo estaba mucho menos segmentado. Me gustaba la idea de una obra que odia al público, que vive escondida, una obra para la que tener lectores contribuye a su fracaso. Que conste que digo "obra" porque mi concepto de arte es muy laxo; para mí es arte cualquier taza de café o cualquier bolígrafo. Pero bueno, tampoco veo por qué me voy a explicar con vosotros, mamoncitos. 

Estaré encantado de atender tus ideas para La Scene

Tampoco he entendido nunca muy bien por qué a veces posteo tanto y otras tan poco. Creo que tiene que ver con si soy capaz de cabrearme con el resto. Sospecho que mi delicado estómago, víctima de la acidez, decide enviar mensajes al cerebro suplicando clemencia y hace que nada me moleste demasiado. ¿Queréis seguir defendiendo gilipolleces, llenando Intenet de mierda de contenido que nos promete una mejor vida sentimental, profesional y social en 10 cómodos puntos destacados en negrita? Pues hacedlo. Nah, a quién coño quiero engañar, tengo síndrome de Casandra, me da una rabia que flipas ver tanta gilipollez junta. ¿Cómo es que, si ya tenemos tan medidos los parámetros de la felicidad y parece que todos trabajemos en Google llenos de toboganes y todo sean escapaditas y polvos novedosos con nuestras parejas... como es que NO? ¿Por qué se empeñan en vendernos como real una realidad que no es real? ¿Por qué no compartimos todos lo gilipollas que nos parece nuestro vecino y hermano de especie? ¿Qué va a ser de los monologuistas? ¿Van a hablar todos de que los abrefáciles no son fáciles de abrir? ¿Nos vamos a hundir en una especie de corrección mental en la que el mundo es un lugar maravilloso –excepto por el capitalismo, las multinacionales, unos cuantos países que quedan muy lejos y los Illuminati, que penden sobre nuestras cabezas pero no se pueden ver y hay que firmar en sitios virtuales para detenerlos– en el que vivir? ¿Dónde está la rabia?.

Por ello, un éxito de La Scene es un fracaso de La Scene. Que, por cierto, a base de sencillamente generar contenido y ensuciar internet con él (pues no da al pobre visitante lo que busca en Google) tiene un porrón de visitas diarias. La gente propone temas en conversaciones con argumentos que La Scene ya empleó; eso me flipa. Quien habla de éxito en La Scene o en esta cosa o en otra no deja de ser el tan parodiado productor, el ejecutivo, el personaje sin alma. Las cosas se hacen porque hay que hacerlas. Si he pensado alguna vez en el público de La Scene ha sido, por desgracia, para autocensurarme. Porque sí, lo he hecho y mucho. 

Desconfío mucho del fan masculino de La Scene, salvo alguna excepción. Las mujeres han tenido mayor sensibilidad hacia ésta, mi gran obra. Cosa que no comprendo. 

Uno de los principales motivos de ausencia suele ser la falta de tiempo: requiero como poco de dos horas de paz absoluta. Esto cada vez es más imposible. Ya nos resulta complicado leer un texto medianamente largo por problemas internos (incapacidad de concentrarse) o externos (Whatsapp, mail, notificaciones de FB, llamadas de teléfono). Por eso, a pesar de la crítica barata desde el resentimiento más gilipollesco, admiro mucho a la Jotdown. 

No sé, en todo este tiempo sin escribir en La Scene (prácticamente medio año) debo haberme embarcado mentalmente en unos 100 proyectos (que incluyen novelas, podcast, videocast y un libro de ensayo sobre el giallo italiano) y debo haberme embarcado de verdad en 2 o así. Uno de ellos es Aguas Turbias, un podcast destinado al mayor de los "fracasos"... pero ¿qué es un podcast de éxito? La mayor parte de la gente de a pie no sabe decirte ni el nombre de un podcast; yo mismo era incapaz de nombrar uno hace un año. Pero con Aguas Turbias quería (bueno y el cabrón de mi compañero también) hacer el podcast que a mí me gustaría escuchar. Esto es algo que me informe en profundidad de cosas ultraespecializadas que le interesan a cuatro tarados. Para hablar de vaguedades y quedarnos igual, paso. Eso suele llegar a la gente en el mundo de podcasting: va a tener más éxito un podcast sobre una película que ha visto mucha gente en la que los podcaster la cuenten de pe a pa y rieguen un pelín (ni siquiera mucho, por no aburrir) con datos de Wikipedia que uno que hable de una película algo menos popular (o directamente desconocida) en profundidad. El caso es que el segundo no me interesa lo más mínimo.  El que lo ha hecho bastante bien, a mi juicio y a pesar de su éxito, es madafakin' Íker Jiménez. Coge un tema que le interesa a casi todo el mundo (lo sobrenatural e inexplicable) y lo trata con cierto rigor. Íker logra que la gente descubra, no que reafirme conocimiento. Las cosas que hablan de otras cosas (olé) suelen caer en el pecado mortal de convertirse en mera referencia por la referencia: hablamos, por ejemplo y sigo con el podcasting, (¡y esto ya dentro de algo un pelín especializado) de Pesadilla en Elm Street y el oyente tiene un mantra interior que dice "cómo mola Freddy" porque básicamente es lo que está alentando el locutor. El programa acaba y el oyente se queda igual que estaba; simplemente se ha sentido aprte de algo de una forma barata, se ha reavivado el fuego de la nostalgia por la nostalgia, sin ningún valor añadido. Antes le molaba Freddy, ahora le sigue molando Freddy. Puede que sepa que Wes Craven se basó en un vagabundo, puede que no. En cualquier caso, es algo que está en Wikipedia. 

Con todo ese rollo quiero decir que Aguas Turbias para mí será un éxito mientras sea el podcast que yo escucharía. Y creedme, hacer algo de lo que tú mismo estás satisfecho es por lo menos igual de complicado que hacer algo que le guste a los demás. 

Ese soy yo recibiendo elogios sobre La Scene y consejos para que tenga éxito de verdá

Y con todo ese rollo sobre el otro rollo en realidad quería hacer una analogía sobre La Scene y que me gustaría que siguiera siendo el blog que yo leería, no era tan complicado de explicar, pero no sé por qué me ha salido este coñazo. Que, cómo no, nadie leerá y me da bastante igual. A los que crean de cara al público y no de cara al escenario (en realidad no crean, sólo hablan) les invito a probar; es como quitarse un tumor y sostenerlo orgulloso con el brazo rígido. El tumor se contorsiona y trata incluso de morder la mano. Una vez extirpado se lanza bien lejos y por lo general se olvida y uno se siente más ligero. Con el tiempo uno tiene una piscina de tumores gritones en la que muy de vez en cuando bañarse modo Tío Gilito. 

Tengo un diario de cuando era pequeño que, al igual que La Scene, está escrito en segunda persona del plural. Y aún así espero que no lo leyera nadie... aunque ni siquiera fui capaz de poner el nombre de la chica que me gustaba... 

He escrito todo este post escuchando el Tannenbaum de Kevin Drumm, un disco de 2013. Ya tengo dudas hasta de si lo he colgado antes. Nunca he sabido escribir sobre música aunque sea algo así como el propósito velado de La Scene. Pero bueno, es el disco que me apetece recomendar. Lo recomiendo a todos los que hayan entrado alguna vez en una sala que contenga un servidor o un montón de neveras en marcha y hayan entrado en un agradable estado de atontamiento. Kevin Drumm sube y baja aquí y allá y todo eso se convierte en música, en un ambient helado pero amigable. Él también tratará de derrotar al siniestro y admirable Thomas Köner, sin las estridencias de mi buen amigo Tim Hecker. Es un disco que mola porque generalmente no pasas ni de la primera pista, que es probablemente la más emotiva.