Friday, November 25, 2011

Yukio Mishima, puto amo del sistema

Hace 41 años, Yukio Mishima, vestido con su impecable uniforme, se subió al balcón de un cuartel militar japonés y dirigió un discurso a los militares allí presentes. Desde allí habló sobre la occidentalización japonesa, de la necesidad de reestablecer el poder del Emperador derrocando al gobierno y de recuperar los valores tradicionales de la sociedad japonesa. 

Sus palabras, a pesar de su voz potente y lo ensayado de su discurso, se perdieron en el viento; fue ridiculizado allí mismo por el resto de soldados.

"El sushi, crudo siempre" -Extraído del discurso de Mishima

Entonces procedió a volver al despacho que acababa de asaltar y tomar con su ejército privado, Tatenokai o La Sociedad Escudo, donde cometió el seppuku con el que había fantaseado violentamente toda su vida. Dicen que ese mismo día había entregado a su editor la última parte de su tetralogía de El Mar de la Fertilidad. Dicen que dejó todo bien atado para que todas las culpas recayeran en él y salpicaran lo menos posible a su séquito, dicen que sólo hay una conclusión posible: Mishima, aquella mañana del 25 de noviembre de 1970, sólo esperaba fracasar y morir como un auténtico samurai. 


Yukio Mishima era escritor. Pronto se vio decepcionado por las ideas progresistas propias de los círculos intelectuales japoneses. Renunció a seguir apoyando la occidentalización del país. Dijo que escribir era para mariquitas (él lo era) y que a partir de ahora sería un hombre de acción. 

Ya tenía todo el reconocimiento del país como escritor. Así que se dedicó a hacer el capullo y se abrió un Fotolog. 

"soy un aRtisTa TortuRado xD" -Del fotolog de Yukio Mishima

Afortunadamente, se dio cuenta de que su rumbo era errado, pero ya era tarde: había rodado películas (una mierda), se había hecho miles de fotos posando: el daño estaba hecho. Se dedicó a las pesas y las artes marciales como había hecho al comienzo de su etapa "hombre de acción", pero nada era suficiente. Había que morir. 

"Cualquier hombre, por fascinante que pueda ser, acaba por convertirse en ridiculo a causa de su deseo sexual"

A los occidentales la historia de este escritor fascistoide nos fascina. Hasta su etapa fotolog, posando como San Sebastián penetrado por las flechas (por lo visto es todo un hit de la imaginería gay a nivel psicológico) y cosas por el estilo nos resultan interesantes. 

Lo importante: Paul Schrader, producido por Coppola y Lucas, llevó a la pantalla con relativo éxito parte de la vida y obra del entrañable Yukio Mishima. Más importante todavía: como se rodó en 1985, la banda sonora era, inevitablemente, de Philip Glass puesto de coca y haciendo siete bandas sonoras a la vez. Hizo bingo y probablemente una de las mejores bandas sonoras de la historia. 



Indiferenciable del real

Orquestal y grandiosa (era imposible pasarse retratando a un personaje tan caricaturesco), con pesados tambores militares y campanas, con gran importancia de la cuerda y con algunos tramos de vertiente más electrónica, así es la banda sonora de Mishima (enlace a la descarga), en la que sólo echo de menos un speech de la película en la parte del Sol y el Acero. Más tarde se recicló, porque la película es más bien de culto y de fama reducida (... indie) para El Show de Truman, así que su Mishima: Opening resulta familiar a casi todos. 



Por lo visto, en 2012 se estrenará otra película sobre Mishima y el 25 de noviembre. Se sabe poco


" Los jóvenes de ahora hacen exactamente lo que siempre hicieron los jóvenes. Sólo la indumentaria difiere. Los jóvenes creen estúpidamente que lo que es nuevo para ellos debe serlo también para cualquier otro. Por mucho que abominen de los convencionalismos, están simplemente repitiendo lo que otros hicieron antes. La única diferencia es que la sociedad ya no se asombra tanto como antes de sus extravagancias y que para llamar la atención los jóvenes han de incurrir en exageraciones cada vez mayores"


Como reza una crítica de Filmaffinity: 

Aprehender el dolor, huir del vacío, destruir la belleza, perseguir la muerte. 

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