Saturday, September 17, 2011

Una existencia alucinada (que no alucinante)

Antes que a mí, a Houellebecq ya le fascinó la idea del supermercado, en esta frase que sólo he citado mil millones de veces. 


“El verdadero paraíso moderno es el supermercado;
la lucha se acaba a sus puertas”


De hecho, todos sus putos poemas y novelas tienen presente un supermercado. Sin ir más lejos, me acabo de empezar El mapa y el territorio (su última novela) y el protagonista ya ha visitado uno de estos paradisíacos recintos dos o tres veces. 

Michel había desaparecido estos días, lo cual me tenía muy preocupado, pero ya ha reaparecido. Yo me estaba dedicando a hacer ridículos memes:

¿Os imagináis a este tipo mirandoos desde un cartón de leche una fría mañana de octubre? Yo sí

Volviendo al supermercado. Desde tiempos inmemoriales (puede que desde los 90) el hombre ha decidido seleccionar música para determinadas actividades, sobre todo el ejercicio físico y el estudio. En la primera reinan los ritmos marcados y en la segunda, generalmente, la ausencia de estos y la escasa presencia de voces para no resultar música intrusiva.

La experiencia del supermercado, con sus luces blancas que todo lo ocupan y no dejan lugar para la somvra, donde figuras tristes recorren los pasillos como espectros en busca del producto que dé algo dé significado a la barbarie capitalista... requiere de música apropiada. 

Para una experiencia completa recomiendo este álbum que sospechosamente no había recomendado anteriormente, al menos según Google. Nautic Depths en Siberian Winter (descargar) nos trasladan a miles de metros de profundidad, a paisajes donde la vida sólo se abre paso en un sin sentido deforme y feo. De nuevo, hace frío, pero hace años que éste ha atontado nuestros sentidos y, como al comienzo de El club de lucha, nos sentimos una copia de una copia de una copia. Creo que es un disco, en realidad, poco pulido (sobre todo por la brusca transición entre temas, desconozco si intencionada o no), pero que promete una carrera interesante. El primer disco, North Passage no lo he podido encontrar aún. 



Pero para que la cosa mole de verdad recomiendo llevar gafas de sol en el supermercado, privándonos un poco del sentido de la vista. Los productos se dejan caer en la cesta desapasionadamente. Respondemos a las cajeras con monosílabos y voz monocorde. Colocamos los productos en la cinta de manera simétrica o como poco poligonal. 

Si alguien lleva pocos productos, le ofrecemos pasar antes que nosotros: no hay prisa, en el supermercado hay deprivación sensorial: mucha gente paga por drogas que dan efectos parecidos; mirad el cine de Van Sant. Hacemos la oferta de pasar antes que nosotros sin mostrar ningún sentimiento de bondad o altruismo, con una mirada que revele que hace tiempo hemos muerto por dentro y somos una carcasa ambulante, un plástico que no envuelve nada. Dejamos la mandíbula colgando y más que mirar hacia la persona, giramos la cabeza hacia ella: nuestros ojos permanecen inmóviles, siempre mirando lo que tienen directamente delante. 

Boards of Canada podían llevarte a estos encuentros con la nada, aunque más centrados en la melancolía y en bonitos paisajes naturales. Pero son gilipollas. ¿Sabéis la última? El otro día, en su página de Facebook decidieron responder a uno de los miles de comentarios preguntando por el nuevo disco (a uno de forma completamente aleatoria: ¿Por qué respondieron a ese y no a ninguno de los 5.000 anteriores?). Respondieron con un enlace a la catalogación que hacen de su discografía en su sitio web donde desde hace unos meses hay un cuadrado en blanco que da a entender que la aparición de un nuevo disco es INMINENTE. Mientras estéis en el website, presionad F5 cada pocos segundos, no sea que no os enteréis de que ha salido este nuevo álbum y quedéis como primos. 

Yo de momento me dedico a los memes. 



Por cierto, hubo un par de temas de ACTUALIDAD sobre los que no me pronuncié en absoluto. 2x1 = Estafa. 


2 comments:

bita vomita said...

supermercados sótanos siempre.

es importante no dejarse una sola ventana (abierta), no sea que las sombras de las copias de las copias se emancipen.

Von Snuff said...

En el supermercado está la felicidad. Un pequeño descanso en un universo hostil. No hay artículos de lujo, casi todo puede ser tuyo... déjalo caer en tu cesta.

Otra experiencia alucinada es hacer fotocopias una mañana fría de invierno. Ahí sí que te sientes... otro... sin fuerza para la emancipación.