Hooola amantes del bochorno intelectual, ¿seguís quejándoos de lo mal que está la TV por las tardes? Está bien, a veces hay que rebelarse un poco contra:
la sociedad de consumo
la hipocresía
la gente, la gente, la gente!!!
la gente no piensa, yo sí!!!
Hoy, un domingo cualquiera (¡¡¡JAJAJA!!!) me apetece hablar de esa infraraza de seres humanos: los columnistas.
Los domingos los repugnantes columnistas, no tan alejados de los bloggeros excepto por motivos monetarios y todo lo que se supone que eso conlleva, se regodean levantándose tarde y cogen el periódico o lo que sea y leen con orgullo incontenible, bultos en el pantalón unos, humedades las otras, sus propias líneas.
Y allí encuentran tórridas supuestas críticas que van siempre de lo mismo sin ir siempre de lo mismo: que los jóvenes no ceden el asiento en el autobús y demás. Es decir, ese es el tema principal del columnismo a nivel implícito. Luego lo disimulan hablando de otras cosas. Pero los muy cabrones, cuando empieza la semana, salen de sus repugnantes madrigueras a la caza de supuestas historias de la vida contemplativa.
Ni siquiera se toman un café en casa ¿qué cojones? A lo mejor a alguien le dan de más en el cambio en la cafetería y devuelve de forma honrada al camarero. En tal caso, puede que España, Europa, ¡¡quizá hasta el mundo!! (el mundo como lugar donde agonizar, El Mundo como periódico no necesita salvación ya que no la merece) estén salvados.
Después de tomar su café puede que cojan el transporte público sin dirección fija, o puede que a una tienda de material cultural usado (lamentablemente este tema ya lo usaron para su gran columna "Aún quedan cosas buenas") el caso es que en el transporte público pondrán la oreja en busca de gente en decadencia absoluta que hable de la tele o algo así para tener algo sobre lo que escribir. Pero, sobre todo, se fijarán en si los jóvenes ceden el asiento (España salvada) o no (Decadencia del Mundo Hoccidental, el espíritu del Samurai como único camino a la redención), o si en algún minusválido se sube con heroicidad (Un viaje en autobús).
En realidad esto es sólo porque quería poner una foto para que el post no me quedara tan soso, pero es que no sabía que poner, así que he tirado del disco duro. Pero sí, molaría que Nicolas Cage tuviera su propia columna, o como poco, su blog.
El caso es que no van a la FNAC. Una vez en su tienda desempolvarán algún clásico, puede que del cine, y se acordarán de cuando lo vieron cuando eran unos ya inaguantables mocosos. Decidirán que la única posibilidad de salvación del Sistema Heducativo Hespañol es ver las hazañas de John Wayne, quizá de Bogart. Que conste que todo el valor que sacarán de estas obras vendrá del deleznable hecho de que ellos las vieron en su infancia. No reflexionarán sobre la obra en sí, simplemente la conectarán ramplonamente con confusos conceptos como deber, responsabilidad, no-botellón; vete tú a saber.
La única conclusión posible, entonces, será que cada niño vea ese clásico (clásico entendido como película en blanco y negro) de dudoso valor para poder así salvar nuestro futuro y demás. Nunca dirán que lo que tienen que hacer es ver El triunfo de la voluntad, de Leni Riefenstahl TODOS LOS SANTOS DÍAS. Yo lo hago cada mañana antes de salir de casa (me toca levantarme casi siempre a las 5 de la mañana) y aquí me tenéis, un humilde muchacho de éxito.
Hala, un café y a la calle. Porque puedo.
Qué post más meta, me quejo de los columnistas y esto es una... ¿columna? Que me lo meta por el bloggerrrrrrrrrrr
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