Monday, June 26, 2006

La aventura del autobús

Todo el mundo está pidiéndome que haga un post sobre aquel incidente con el autobús en hogueras (digno de los más aberrantes capítulos del ya difunto Arturobús), así que lo contaré antes de que se me olvide.


Estaba yo el viernes de hogueras en la parada del autobús (la número 1 que he hecho en el mapa para que se entienda mejor), meditando como de hacer aquella una noche indie, sin saber que por lo menos el comienzo saldría por sí solo.

Eran las 12:30 y los otros dos días que había salido el bus había pasado poco después, algo lleno, pero había subido sin problemas. Tras esperarlo unos 25 minutos con una panda de farloperos contando sus hazañas, el bus pasó totalmente lleno. Los farloperos se fueron indignados, yo esperé un poco intentando trazar un plan.



Me había parecido vislumbrar desde la lejanía que (efectivamente) el autobús había pasado por arriba de la rotonda sin doblar, es decir, que había cambiado su trayectoria para no pasar por la parada 3, porque probablemente iba lleno ya de antes.



Tras pensar un poco decido que el autobús puede llenarse de nuevo en la parada dos, así que subo hasta ella caminando y me la encuentro desierta, pero sin embargo en la lejanía se puede ver la parada tres repleta. Decido ir hacia allá para preguntar. Tras esperar un rato, preguntar un poco y ver que nadie sabe nada ni si el autobús pasará en menos o en más de una hora, hago las pertinentes llamadas a Potasio para que vaya comprando y para que no me espere sobrio. Muchos desconocidos hablamos de coger un taxi, pero la gente dice que la parada está imposible y los dos números de taxi que tengo comunican permanentemente (siempre igual). Los jóvenes con bebida empiezan el botellón en la parada. Dos hombres vestidos de camisa y pantalón de traje (¿agentes secretos? ¿músicos? ¿snobs?) me explican que simplemente están tratando de volver a casa de después de trabajar. Su desesperación es tal que uno de ellos se planta en medio de la calzada intentando parar un taxi que pasa. Esta operación se repite unas cuantas veces. Los ánimos se calientan.

Pienso que el autobús efectivamente no volverá a pasar por allí y que volverá a hacer el trayecto extraño sin pasar por la parada 3 porque volverá a ir lleno, pero... ¿y si pasara por donde toca y luego no me quiere recoger en la parada número dos?



Tras meditarlo un poco decido esperar en un punto intermedio de la rotonda, más cerca de la parada dos, donde finalmente habían aparecido dos personas. En caso de aparecer por la parada tres, el gran tapón de gente me daría tiempo de sobra para llegar y subir.

Tal como pensaba, el autobús pasa directo por la parada dos y lo alcanzo en una carrera, pero pasa de largo para desesperación mía y de las otras dos personas.

Los de la parada número tres se dan cuenta del trucazo y vienen todos a la dos, donde estoy sentado pensando. Ya son las 2 de la mañana y sigo aquí haciendo el capullo, pero en el fondo me estoy riendo. Así que tras pensarlo un poco, pienso que no estaría mal coger un bus de ida (dirección contraria a donde voy) y que a la vuelta me lleve a Alicante, me da igual si tengo que pagar dos viajes. La verdad es que el plan puede funcionar así que se lo propongo a Jai (un chico que acabo de conocer esperando el bus, donde mejores amigos se hacen) y nos vamos a la parada número 4 (que está justo enfrente de la 2). Allí esperamos hasta algo más de las tres, cuando al fin aparece un bus que curiosamente también va muy lleno pero nos deja subir. Los hombres de camisa también suben, nos comentan que siguen nuestra estrategia. Por cierto que mientras esperábamos, el mismo taxi de antes (reconocible por una pegatina en la luna trasera) vuelve a pasar y vuelve a pasar de ellos.

Total, que nada más subir meto triunfal el bonobús y... se lo traga. La indieness de la situación me hace reirme. El conductor mete a lo largo dle trayecto mil veces otra tarjeta y finalmente salen las dos. Le comentamos al conductor nuestro plan y le preguntamos si nos dejará hacerlo. Y el dice que grmpfx que no son son horas (¿de reirse?) de coger el autobús que blah blah pero consiente. Eso sí, dice que vamos a esperar a que meé y se fume un cigarro, así que salimos todos. Bah, 10 minutos más, 10 minutos menos...

Uno de los hombres de camisa nos cuenta que se ha quedado con el número del taxi que ha pasado de ellos unas cuatro veces y que si lo vuelve a ver jura pagarle 100 euros a un yonki para que lo prenda fuego, y que en el peor de los casos llamaría a la compañía de taxis diciendo que por favor le enviaran ese taxi que es un muy buen colega suyo y se lo llevaría a Benidorm, de donde afirmaba que volvería en gallumbos a Alicante porque el conocía allí gente y blah blah.

Después de esta amena historia y la del conductor contándonos que antes había pasado no se qué con unos pasajeros que no querían bajar y que ha tenido que llamar a la policía y que llevaba desde las 11 trabajando, nos subimos al autobús, donde el conductor (seguramente enternecido por nuestra estoicidad frente a los horarios esclavos del 23) nos deja pasar gratis. Al final seguramente no nos hubiera hecho falta coger ese bus en dirección contraria, porque más o menos la gente que estaba formando tapón en la parada 2 había pasado de un número de 30 a unas 15 personas. De hecho, mientras esperé en la parada dos cuando se llenó, lo que más se oía era ¿qué hacemos, a donde vamos?. Solo unos pocos aguantaron.

Dudo que nadie se haya leido esto, pero ha sido divertido contarlo y fue tan indie como parece. 12:30 esperando el autobús, 3:45 en Alicante.

fIN

8 comments:

Anonymous said...

Tendrás que contar el resto de la noche algún día... Me quedé con la intriga

maytexus said...

Esa historia ya la habia oido....

Clara Libertad said...

yo sí que lo he leido... si soy la única, soy aún más indie que tú... jiji
PS: casi te felicito ayer por tu santo:P

Jorge Poti said...

Yo tambien lo he leido. Que hazaña!!

Fran said...

Tooodo lo que ahce tiene q ser indie!

Clara Libertad said...

xD

Von Snuff said...

equis de

Jorge Poti said...

Rollo minimalista. Mola.