Friday, December 26, 2014

META-SCENE

Hola jodida agrupación de personas con diversidad funcional (se dice ahora así para no ofender, es que no sabéis nada de la puta vida... francamente, dais pena).

Llega el momento de, tras tanto tiempo sin actualizar, hacer un post reflexivo. Decía Nietzsche (uf) que Dios creó al mundo porque le daba perrera examinarse a sí mismo. Entonces podemos examinar al artista por la obra. Pues vaya Dios. 

Voy a escribir esto porque el post que de verdad me ha gustado siempre escribir es el de Nochevieja (La Scene me ha enseñado que se escribe con mayúscula inicial) ya que lo hago desde un verdadero dolor y un angustioso vértigo. Me preocupa el paso de los años sobre todo por culpa de los cereales y por el absurdo anuncio de lanzamiento de videojuegos y películas. Me explico: los cereales suelen tener unas fechas de caducidad fascinantes, igual de fascinantes que las fechas de lanzamiento que ciertos productos. Al examinar la caja de cereales, desde pequeño, tenía un sentimiento de extrañeza. ¿2015? 2015, enero de 2015, por ejemplo, se me antojaba más bien un arriesgado concepto científico, como cuando te hablan de dimensiones extra o de que el tiempo se dilata o se contrae (¿Habéis visto Interstellar? ¡Menuda puta mierda!), te lo crees, pero en el fondo no te lo crees; todos tus sentidos están empeñados en decirte lo contrario. Todo este rollo viene porque me da miedo no actualizar La Scene en Nochevieja por las razones que sea. 

"Oigo a cabrones diciendo que el muchacho ya no puede... ay, pobres"
-Mucho Muchacho

Nada más lejos de la realidad. El otro día, y por el otro día quiero decir en nochebuena al bajar del tren, tuve que encontrar un sitio abierto para comprar una libreta y un bolígrafo porque me venía en torrente un tema para un post. ¿Que por qué estoy escribiendo este post reflexivo y ombliguista en lugar de aquel? Ni idea, ¿lo considero necesario?. 


 
¿Nos seguiremos viendo en 2015, princesas? Espero que sí... 

Aunque sería mentir decir que siempre se puede actualizar este santo blog. Mentiría si no hablara de algunos post que se han quedado para siempre en la ventana de borradores por no poderse acabar o porque no pasaban mi baremo de calidad o los dedos no se movían en el teclado. ¿Quién entiende esto? Una llama que se apaga; siempre le pido a Von Charito que me cuente otra vez la historia de Mucho Muchacho sobre el escenario sin poder repetir algo más que "cabronesh" una y otra vez y hago como que no la recuerdo porque es mi favorita. 

Cuando empecé, allá por 2006, solía bastar con sentarme delante del teclado. En marzo de 2012, en cambio, creo el archivo de texto "Temas para La Scene". ¿Es porque es más difícil escribir o porque hay más temas que posts o ideas a desarrollar? Yo qué coño sé. No hay quien entienda esto. 

En realidad hay algo que tengo bastante claro: este blog ha hecho lo que le ha dado la puta gana, siempre. Suena a perfil de persona resentida en red social "ago lo ke kiero y al k no le guste k no le mire. soi honesta y me gusta ir con la verda por delante". Pero creo que es bastante acertado decirlo... ha habido gente que me ha dado consejos para que La Scene tenga éxito. Superlol. ¿Éxito? Como, no sé, ¿Dadanoias? ¿El blog de Popy B? Cuando creé el blog, en un inicio, no se lo dije a nadie. Que conste que estábamos más cerca de los albores de la Internet 2.0 (calculo) que de este crepúsculo de sobreabundancia en el que nos morimos de éxito. Quiero decir, era un momento en el que los contenidos de Internet triunfaban y su consumo estaba mucho menos segmentado. Me gustaba la idea de una obra que odia al público, que vive escondida, una obra para la que tener lectores contribuye a su fracaso. Que conste que digo "obra" porque mi concepto de arte es muy laxo; para mí es arte cualquier taza de café o cualquier bolígrafo. Pero bueno, tampoco veo por qué me voy a explicar con vosotros, mamoncitos. 

Estaré encantado de atender tus ideas para La Scene

Tampoco he entendido nunca muy bien por qué a veces posteo tanto y otras tan poco. Creo que tiene que ver con si soy capaz de cabrearme con el resto. Sospecho que mi delicado estómago, víctima de la acidez, decide enviar mensajes al cerebro suplicando clemencia y hace que nada me moleste demasiado. ¿Queréis seguir defendiendo gilipolleces, llenando Intenet de mierda de contenido que nos promete una mejor vida sentimental, profesional y social en 10 cómodos puntos destacados en negrita? Pues hacedlo. Nah, a quién coño quiero engañar, tengo síndrome de Casandra, me da una rabia que flipas ver tanta gilipollez junta. ¿Cómo es que, si ya tenemos tan medidos los parámetros de la felicidad y parece que todos trabajemos en Google llenos de toboganes y todo sean escapaditas y polvos novedosos con nuestras parejas... como es que NO? ¿Por qué se empeñan en vendernos como real una realidad que no es real? ¿Por qué no compartimos todos lo gilipollas que nos parece nuestro vecino y hermano de especie? ¿Qué va a ser de los monologuistas? ¿Van a hablar todos de que los abrefáciles no son fáciles de abrir? ¿Nos vamos a hundir en una especie de corrección mental en la que el mundo es un lugar maravilloso –excepto por el capitalismo, las multinacionales, unos cuantos países que quedan muy lejos y los Illuminati, que penden sobre nuestras cabezas pero no se pueden ver y hay que firmar en sitios virtuales para detenerlos– en el que vivir? ¿Dónde está la rabia?.

Por ello, un éxito de La Scene es un fracaso de La Scene. Que, por cierto, a base de sencillamente generar contenido y ensuciar internet con él (pues no da al pobre visitante lo que busca en Google) tiene un porrón de visitas diarias. La gente propone temas en conversaciones con argumentos que La Scene ya empleó; eso me flipa. Quien habla de éxito en La Scene o en esta cosa o en otra no deja de ser el tan parodiado productor, el ejecutivo, el personaje sin alma. Las cosas se hacen porque hay que hacerlas. Si he pensado alguna vez en el público de La Scene ha sido, por desgracia, para autocensurarme. Porque sí, lo he hecho y mucho. 

Desconfío mucho del fan masculino de La Scene, salvo alguna excepción. Las mujeres han tenido mayor sensibilidad hacia ésta, mi gran obra. Cosa que no comprendo. 

Uno de los principales motivos de ausencia suele ser la falta de tiempo: requiero como poco de dos horas de paz absoluta. Esto cada vez es más imposible. Ya nos resulta complicado leer un texto medianamente largo por problemas internos (incapacidad de concentrarse) o externos (Whatsapp, mail, notificaciones de FB, llamadas de teléfono). Por eso, a pesar de la crítica barata desde el resentimiento más gilipollesco, admiro mucho a la Jotdown. 

No sé, en todo este tiempo sin escribir en La Scene (prácticamente medio año) debo haberme embarcado mentalmente en unos 100 proyectos (que incluyen novelas, podcast, videocast y un libro de ensayo sobre el giallo italiano) y debo haberme embarcado de verdad en 2 o así. Uno de ellos es Aguas Turbias, un podcast destinado al mayor de los "fracasos"... pero ¿qué es un podcast de éxito? La mayor parte de la gente de a pie no sabe decirte ni el nombre de un podcast; yo mismo era incapaz de nombrar uno hace un año. Pero con Aguas Turbias quería (bueno y el cabrón de mi compañero también) hacer el podcast que a mí me gustaría escuchar. Esto es algo que me informe en profundidad de cosas ultraespecializadas que le interesan a cuatro tarados. Para hablar de vaguedades y quedarnos igual, paso. Eso suele llegar a la gente en el mundo de podcasting: va a tener más éxito un podcast sobre una película que ha visto mucha gente en la que los podcaster la cuenten de pe a pa y rieguen un pelín (ni siquiera mucho, por no aburrir) con datos de Wikipedia que uno que hable de una película algo menos popular (o directamente desconocida) en profundidad. El caso es que el segundo no me interesa lo más mínimo.  El que lo ha hecho bastante bien, a mi juicio y a pesar de su éxito, es madafakin' Íker Jiménez. Coge un tema que le interesa a casi todo el mundo (lo sobrenatural e inexplicable) y lo trata con cierto rigor. Íker logra que la gente descubra, no que reafirme conocimiento. Las cosas que hablan de otras cosas (olé) suelen caer en el pecado mortal de convertirse en mera referencia por la referencia: hablamos, por ejemplo y sigo con el podcasting, (¡y esto ya dentro de algo un pelín especializado) de Pesadilla en Elm Street y el oyente tiene un mantra interior que dice "cómo mola Freddy" porque básicamente es lo que está alentando el locutor. El programa acaba y el oyente se queda igual que estaba; simplemente se ha sentido aprte de algo de una forma barata, se ha reavivado el fuego de la nostalgia por la nostalgia, sin ningún valor añadido. Antes le molaba Freddy, ahora le sigue molando Freddy. Puede que sepa que Wes Craven se basó en un vagabundo, puede que no. En cualquier caso, es algo que está en Wikipedia. 

Con todo ese rollo quiero decir que Aguas Turbias para mí será un éxito mientras sea el podcast que yo escucharía. Y creedme, hacer algo de lo que tú mismo estás satisfecho es por lo menos igual de complicado que hacer algo que le guste a los demás. 

Ese soy yo recibiendo elogios sobre La Scene y consejos para que tenga éxito de verdá

Y con todo ese rollo sobre el otro rollo en realidad quería hacer una analogía sobre La Scene y que me gustaría que siguiera siendo el blog que yo leería, no era tan complicado de explicar, pero no sé por qué me ha salido este coñazo. Que, cómo no, nadie leerá y me da bastante igual. A los que crean de cara al público y no de cara al escenario (en realidad no crean, sólo hablan) les invito a probar; es como quitarse un tumor y sostenerlo orgulloso con el brazo rígido. El tumor se contorsiona y trata incluso de morder la mano. Una vez extirpado se lanza bien lejos y por lo general se olvida y uno se siente más ligero. Con el tiempo uno tiene una piscina de tumores gritones en la que muy de vez en cuando bañarse modo Tío Gilito. 

Tengo un diario de cuando era pequeño que, al igual que La Scene, está escrito en segunda persona del plural. Y aún así espero que no lo leyera nadie... aunque ni siquiera fui capaz de poner el nombre de la chica que me gustaba... 

He escrito todo este post escuchando el Tannenbaum de Kevin Drumm, un disco de 2013. Ya tengo dudas hasta de si lo he colgado antes. Nunca he sabido escribir sobre música aunque sea algo así como el propósito velado de La Scene. Pero bueno, es el disco que me apetece recomendar. Lo recomiendo a todos los que hayan entrado alguna vez en una sala que contenga un servidor o un montón de neveras en marcha y hayan entrado en un agradable estado de atontamiento. Kevin Drumm sube y baja aquí y allá y todo eso se convierte en música, en un ambient helado pero amigable. Él también tratará de derrotar al siniestro y admirable Thomas Köner, sin las estridencias de mi buen amigo Tim Hecker. Es un disco que mola porque generalmente no pasas ni de la primera pista, que es probablemente la más emotiva. 





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